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PASAJE DEVOCIONAL: GÉNESIS 2:18-25

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. (GN. 2:18)

Matemáticamente esta cuenta no da. Uno más uno es igual a dos. Pero no en este caso: «aquí realmente 1+1=1». Esa ha sido la voluntad del Señor desde la fundación del mundo y desde la creación de la primera pareja. Lo más curioso de todo es que Jehová hizo caer en un sueño profundo a Adán y, mientras este dormía, tomó una de sus costillas e hizo a la mujer. No la creó de su cabeza para que fuera más grande e inteligente que el varón, ni la hizo de sus pies para que el varón la pisoteara. La hizo de una costilla para que los dos fueran un verdadero apoyo y ayuda el uno para el otro.

Hoy en día, desgraciadamente las cosas han cambiado y el hombre en su pecado se ha olvidado del propósito con el que Dios creó a la mujer; al igual que muchas mujeres se han olvidado del propósito para el cual hemos sido creadas. He ahí la razón de tantos divorcios y hogares rotos.

Es tiempo de que nosotras volvamos al propósito original de la pareja y que los jóvenes que comienzan a formar una familia aprendan a amarse y a respetarse, así como aquellos que están casados desde hace algún tiempo.

Muchas veces es duro para la familia dejar ir a sus hijos cuando crecen y desean hacer su vida propia. Sin embargo, esa es la voluntad del Señor y Él lo dice muy claro en Su Palabra: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (Gn. 2:2).

Padre, ayúdanos a comprender esta cuenta que para algunos ha perdido el sentido.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)

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