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Nuestro Dios está en los cielos;
todo lo que quiso ha hecho.
SALMOS 115:3

En Sedona, Arizona puedes encontrar un campamento que dice ser el lugar más oscuro de EE. UU. Esto podría ser un poco preocupante para algunos, pero para muchos campistas es una de las maravillas que todo amante de la naturaleza debe experimentar. Durante el día, es solo un desierto. Hay mucho polvo, algunos cactus, formaciones rocosas inspiradoras y un gran cielo abierto. Por la noche, sin embargo, la tierra se enfría, los cactus se pierden en el fondo, las formaciones rocosas se convierten en siluetas y el gran cielo abierto remueve el sol y enciende innumerables estrellas usualmente escondidas por la contaminación lumínica.

Para los no creyentes que visitan el área, es una escena abrumadora de un cosmos en constante expansión que nunca será comprendido. Cada estrella representa un sistema por descubrirse. Cada espiral visible de la Vía Láctea recuerda al observador que somos una parte infinitesimal de las incontables galaxias existentes. Estas galaxias se mueven entre innumerables estrellas que calientan planetas por descubrirse en un universo que nunca será completamente cartografiado. Para el cristiano, esta es una de las incontables creaciones que Dios ha puesto en existencia.

Esto podría parecer abrumador para muchas personas que ven las estrellas y se asombran, pero, para los cristianos, la única emoción abrumadora es la emoción de amor. Cuando sabemos que hay un Dios que creó cada grano de tierra, cada planta, cada formación rocosa y cada estrella en el universo, y aun así nos conoce, ama y tiene un plan para nosotros, esta emoción es todo lo que podemos sentir para controlar el gozo abundante que fluye de nuestros corazones.

La noción de tal conocimiento es algo que confunde a muchos eruditos y teólogos, pero, dentro de la complejidad de nuestro universo, encontramos la simplicidad del amor de Dios. No importa cuán vasto y misterioso sea este universo: el amor de Dios no cambia. Aunque nos sintamos tan insignificantes como un grano de tierra, existe un sentido eterno que ha sido colocado en nuestras almas por el Dios que creó el cosmos, quien nos ha amado y conocido desde antes de nacer. ¿Cómo no experimentar gozo en conocer a un Dios tan grande que nos ama en un nivel que jamás comprenderemos?

SEÑOR MI DIOS, GRACIAS POR AMARME. GRACIAS
POR AMARME EN UN NIVEL DE AMOR QUE JAMÁS
COMPRENDERÉ. AUN QUE TÚ FORMASTE LAS
ESTRELLAS, ME CONOCES Y ME AMAS. RECUÉRDAME
NUNCA OLVIDAR ESO Y SIEMPRE SER AGRADECIDA.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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