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Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. —NTV

COLOSENSES 3:14

«¿Cómo voy a amar a esa persona? Me ha lastimado y ofendido. ¡Portarme de forma amorosa sería una hipocresía!». Palabras más, palabras menos, las has dicho o escuchado. Pero el mandato de Dios es amar… sin que el otro individuo «lo merezca».

Una vez me explicaron que actuar con amor aunque no lo sienta yo es como construir un andamio. Por fe hablo y actúo de manera amorosa y se va levantando un edificio. Cuando quito el andamio temporal y frágil, queda una construcción firme, el fruto del amor.

En Colosenses, Pablo escribe una lista de cualidades que Jesucristo nos regala en su ajuar. No sirven si quedan guardadas en un baúl; hace falta vestirnos con ellas. Al final vemos que «sobre todo» nos vistamos de amor, el ágape divino y lleno de gracia. Un detalle interesante es que «un sobre todo» es un abrigo o gabardina, que se pone al final para completar un atuendo. Lo más importante y lo que realmente abarca todo lo demás que menciona el apóstol es al amor.

Salmos 32:10 dice que «el amor inagotable rodea a los que confían en el SEÑOR». El mero amor humano, que abarca amistad y atracción, se agota porque depende de ser respondido. Rodéate de ese amor perfecto y transformarás tu entorno. (MHM)

El amor cristiano no es una víctima de nuestras emociones, sino un siervo de nuestra voluntad.

JOHN STOTT

Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español)

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