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Por María Reneé de Cattousse

Una de las cosas más hermosas que el Señor nos permite en nuestra vida espiritual es caminar junto a otras personas. Sé que entiendes a lo que me refiero.  ¿Sabes por qué lo permite de esta manera? Porque es absolutamente necesario. Necesitamos animarnos, exhortarnos, confrontarnos, recordarnos una y otra vez el hermoso mensaje del evangelio y nuestra identidad en Cristo. Para que fortalecidas por medio de Su Palabra y en una creciente relación con Él, seamos conformadas cada vez más a Su imagen.

Por esto es imperativo que podamos de una manera bíblica acompañarnos de mujeres en diferentes etapas de la vida. Caminar juntas en una relación creciente de confianza, amor y conocimiento de la verdad. Reconociendo nuestras debilidades y así podamos maravillarnos de la obra del Señor en nuestras vidas.  

Esto me lleva a pensar en Tito capítulo 2, el cual contiene hermosos consejos que son necesarios para todas nosotras, siempre hay una persona más joven que tú, necesitada de que le compartas de gracia lo que de gracia has recibido. 

Te animo a que leas en tu Biblia: Tito 2:3-8. Nota como siguen vigentes para nosotras los consejos que Pablo está enseñando a Tito para que les enseñe a mujeres mayores, y estas a su vez aconsejen a las más jóvenes. Meditemos en el pasaje y lo que puede parecernos una lista de requisitos, como:  ser sensatas, puras, cuidadosas del hogar, bondadosas, modelar una conducta reverente, no ser calumniadoras, amar a los esposos e hijos, exhortando a las buenas obras, dar un buen ejemplo en todo. A primera vista podemos sentirnos abrumadas, incapaces.  Si tan solo pudieras ver la debilidad con la que estoy escribiendo, pero es exactamente donde reconozco mi incapacidad y necesidad del Señor, mi dependencia en Él.

Te comparto algunos aspectos que considero de vital importancia a considerar cuando he tenido el regalo de caminar junto a otra mujer más joven:

  • Sé vulnerable. Permítele que vea tu debilidad, tu incapacidad de vivir una vida perfecta donde reconoces que cada día necesitas a Cristo, porque Él vivió la vida perfecta que nosotras no podemos. 
  • Modelar una vida piadosa, da gloria a Dios. Observa el llamado a ser bondadosas, sensatas, puras, cuidadosas en el hogar, sumisas a sus esposos. Para que no se hable mal de la Palabra de Dios. Es por amor, reverencia y obediencia a Él, que deseamos vivir de esta manera. Anhelar hacer lo bueno ante los ojos del Señor con una motivación correcta, dar fruto para Su gloria.
  • Confía en la gracia. La cual es derramada abundantemente por el Espíritu Santo de Dios, que mora dentro nuestro; quien nos anima, consuela y capacita en nuestro caminar. Recuerda lo que nos enseña Filipenses 1:6 que el que comenzó tan buena obra, la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. Somos constantemente transformadas, estamos caminando en un proceso de continua santificación.
  • No tengas temor.  Comparte tus luchas, batallas y debilidades. Confía en el Señor para que renueve tus fuerzas. Recuerda de dónde te ha rescatado el Señor. Exalta la misericordia, gracia y perdón que Él ha derramado sobre tu vida.
  • ¡Anima, acompaña y ora! Caminen juntas, muéstrale con tu vida cuanto necesitas de la obra del Señor día con día. Ora por ella, ora con ella para que el Señor dirija sus pasos. Tomen un tiempo juntas para compartir de la Palabra y la vida. Si algo has de enseñarle, que sea la profunda necesidad de Cristo y Su Palabra.
  • Descansa en la obra del Espíritu Santo.  Cuando Jesús habló a sus discípulos de Su partida, les dijo que no los dejaría solos y prometió un intercesor (consolador) al Espíritu Santo que les enseñaría todas las cosas y les recordaría lo que les había enseñado (Juan 14:26). Hoy mismo es Él quien nos ayuda constantemente, nos anima, consuela, redarguye y transforma. Entonces la lista de lo que mencionamos anteriormente como requisitos, deja de serlo y se convierte en el anhelo de vivir una vida que dé fruto para gloria de Dios, nuestro bien y sea testimonio de nuestra relación con Él.  
  • Vive una vida en arrepentimiento y fe. Muéstrale como permanecer y perseverar con el ejemplo en tu propia vida. 

Espero que esto pueda ser útil para ti, si estás acompañando a una mujer más joven en su caminar como cristiana. No tengas temor cuando una jovencita se acerque a tu vida, caminen juntas. Estoy segura de que serán mutuamente edificadas, transformadas, y en el momento que el Señor lo permita, la verás reproducir en otra persona más joven, la enseñanza de este hermoso capítulo de Tito 2.

María Renée de Cattousse, pecadora, salvada por gracia, justificada por la fe en la obra de Cristo, redimida por la misericordia de Dios. Es miembro de la Iglesia Reforma en la ciudad de Guatemala. Esposa de Carlton, mamá de Mario René y Valeria. Odontóloga.

3 Comments

  • Secry Aguilat dice:

    Estoy acompañando ciertamente a una joven , y mi gozo es que la semilla está insertando en su corazón, estas palabras de hoy en este artículo me edifica y será compartido a ella a Tania.
    El Señor hará la obra
    Bendiciones hermanos

  • Nadina Moncada dice:

    Que ie lindo,! gracias a Dios cuento con una persona así en mi vida!!!!
    Y espero serlo de igual bendición para alguien mas.

  • Stephanie Vedia dice:

    Muy lindo, muchas gracias ☺

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