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Por Bredka Llanes de Bernardo

¿Te sientes triste y frustrada porque trabajas o sirves mucho a otros y no te agradecen lo suficiente? Si estás pensando de esta manera es probable que tu enfoque no sea el correcto. Quiero dejar bien claro una realidad para ti y para mí. SIEMPRE TENDREMOS MÁS QUE AGRADECERLE A DIOS, QUE LO QUE CUALQUIER PERSONA DEBA AGRADECERNOS A NOSOTRAS. 

Cuando era jovencita y daba clases en la escuela dominical, recuerdo cómo los niños tenían una actitud pronta para acusar a otros en relación al tema que estábamos tratando. Esto era tan común que decidí establecer una regla: Si vas a hablar del pecado de alguien que sea del tuyo. Y no es que los niños sean peores para acusar que nosotros los adultos, mas bien con el tiempo aprendemos a callar nuestras críticas, aunque las sigamos produciendo en nuestro corazón. Pero esta tentación de pesar más las faltas de nuestro prójimo, es algo con lo que tenemos que luchar. Al igual que los niños en mi salón de clases, es posible estar sentada frente a la Palabra, y pensar que eso le queda mejor a otro. Es mejor considerar nuestro propio corazón antes de señalar las faltas de otro.

Así que, cuando se trata de agradecimiento, dejemos de concentrarnos en todas las cosas que otros no nos agradecen o valoran y agradezcamos a Dios todas sus bondades. 

Repasemos algunas cosas que deberían estar inundando nuestra boca de gratitud.

Si te arrepentiste genuinamente de tus pecados y creíste en la obra de Cristo para salvación, tus pecados han sido perdonados, Jesús cargó en Él las consecuencias de cada maldad (aun de enojarte porque no te agradecen). Un inocente decidió hacerse culpable. No tienes deudas con Dios, ya están pagadas todas en la cruz (Efesios 1:7). Esta condición te permite relacionarte con Dios como un padre, eres una hija del Creador del universo. 

Tu Padre amado te escucha, te sustenta, te cuida y te reprende. Eres de Él y no hay forma de que eso acabe. (1 Juan 3:1) Tu seguridad eterna está garantizada, no importa si la economía mundial colapsa, si la salud de tu cuerpo falla, si las personas que amas parten…Nada quita el hecho que tienes un Padre rico en misericordia que te ama eternamente y que usará todo para sus Propósitos.

Por si esto no fuera suficiente, Jesús está preparando un sitio para ti, en un lugar al cual no deberías tener acceso. Jesús mismo está involucrado en la preparación de tu morada eterna. (Juan 14:2)

Jesús además intercede por ti. Tu nombre es pronunciado ante el trono por tu Salvador. ¡es maravilloso! (Romanos 8:34) ¿Olvidaron mencionar tu nombre en los agradecimientos públicos? Recuerda tu nombre es mencionado en el cielo por nuestro Redentor. 

Y nuestra lista de gratitud se extiende, Dios no ha dejado un consolador, el Espíritu Santo está de manera activa y continua para enseñarnos y consolarnos. (Juan 14:26)

También agradezcamos porque hemos sido insertadas en una familia, pertenecemos a un cuerpo, no tenemos que pasar este caminar cristiano en soledad. 

Estas son algunas de las bendiciones espirituales que tenemos en Cristo, pensar y agradecer por ellas todos los días nos dejaría sin tiempo para la autocompasión. 

Los autores del Nuevo Testamento tenían un corazón agradecido, todas las cartas empiezan con agradecimiento (excepto Gálatas) Aunque contienen reprensión e instrucción, el agradecimiento es una marca distintiva de un seguidor de Jesús. Agradecerle a Dios en medio de cualquier situación es una evidencia de que nuestra mente está en Él y no en nosotras mismas.

¿Y qué de las bendiciones materiales y temporales que pasamos por alto todos los días?

Los ojos, el aire, la risa, el desayuno de hoy, el abrazo de ayer, la música, los colores, los sabores, los amigos, las flores, la ropa que te cubre hoy, el sol, la luna… No es un mundo de un color y un solo sabor. Es un mundo que refleja su gloria y podemos agradecer por ello. Gracias… gracias… gracias… gracias…    

Es necesario dejar de pensar que son otros los que tienen que cambiar, cuando 

delante de Dios somos primeramente responsables de nuestro corazón. Así que cuando sientas la ingratitud de otros, tómalo como un recordatorio de gracia para ofrecer gratitud a Dios y no como una oportunidad de pecar.

Manifestemos debidamente nuestra gratitud a Dios por todos Sus favores temporales y eternos, materiales y espirituales. Apreciemos todas Sus bondades reconociendo cuán indignas somos de ellas. Recuerda y reconoce, ámalo más por todas ellas. 

“La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos Amén.”

Apocalipsis 7:12

“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.” 

Filipenses 4:6

“Que ofrezcan sacrificios de gratitud, y jubilosos proclamen sus obras.”

Salmo 107:22

Te ofreceré un sacrificio de gratitud e invocaré, Señor, tu nombre.” 

Salmo 116:17

Bredka , es una esposa y mamá ordinaria que vive asombrada por la gracia de Dios. Le apasiona leer, estudiar, meditar y enseñar la Biblia. Radica en la Ciudad de México y junto con su familia son miembros de la Iglesia Semilla de Mostaza, Santa Mónica. Colabora como editora para este blog.

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