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Regocijaos en el Señor siempre.
Otra vez digo: ¡Regocijaos!
F I L I P E N S E S 4 : 4

En un pequeño poblado en el centro de Tennessee, hay un autocine que atrae placas de miles de kilómetros de distancia. Es el lugar perfecto para un paseo accesible. Las parejas van ahí en sus citas. Las familias ven películas familiares, y una vez al mes encontrarás una terrible película de terror de los años 1950. Alex amaba este lugar. Verás, su abuelo fue el que construyó este autocine. Cuando fue construido, la mayoría del pueblo pensó que era una idea poco realista. Se burlaban de su abuelo por usar un pedazo de tierra en perfectas condiciones de poco más de una hectárea como estacionamiento con dos pantallas gigantes. Sin embargo, y sin tomar en cuenta las burlas, se convirtió en el lugar favorito de fin de semana.

Alex creció sentada en un banco en el módulo de ventas junto a sus abuelos cada fin de semana. Su trabajo era decir: «¡Disfrute la película!», y ella se tomaba esa responsabilidad muy en serio. Al ir creciendo, sus responsabilidades aumentaron, pero nunca olvidó decir: «¡Disfrute la película!». Para ella, era parte de la experiencia. De acuerdo a su abuelo, «Algunas veces, las personas no disfrutarán algo a menos de que se les recuerde…». Esta pepita de sabiduría era algo que ella guardaría en su corazón hasta su adultez.

Han pasado cerca de 20 años desde la primera vez que ella dijo: «¡Disfrute la película!». Sus abuelos ya fallecieron y dejaron la responsabilidad del autocine a los papás de Alex. Ella también pasó su responsabilidad a su hijo de cuatro años, quien se sienta en un banco, esperando ansiosamente para recordarle a los asistentes que «¡disfruten la película!». Las películas son más nuevas, las entradas son un poco más caras y el menú de comida ha cambiado de solo ofrecer palomitas y dulces a la posibilidad de comprar comidas completas, pero hay una cosa que no ha cambiado. Las personas siguen viniendo desde kilómetros de distancia a un campo con un par de pantallas gigantes y son recibidas con sonrisas y un pequeño niño recordándoles que «que debemos disfrutar la película».

En la vida, incluso cuando asistimos a eventos que deberían traernos gozo, muchas veces tenemos que ser recordados de que debemos disfrutar el momento. Habrá momentos en los que esto parezca imposible, pero Dios nos recuerda cada día que escojamos el gozo. Tal vez no siempre sea sencillo, y algunas veces necesitaremos un empujón, pero eso no cambia el hecho de que habrá muchos momentos que traerán gozo si simplemente escogemos aceptarlos desde el inicio.

SEÑOR , RECUÉRDAME BUSCAR EL GOZO CADA
DÍA. DAME MOMENTOS EN LOS QUE EL GOZO SEA
OBVIO; Y, EN LOS MOMENTOS QUE NO LO SEA ,
IMPÚLSAME EN LA DIRECCIÓN DE UN CORAZÓN QUE
TE ESCOJA A TI Y AL GOZO DE CONOCERTE. AMÉN.

Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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