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Juan 17:24

Padre, quiero que los que me diste
estén conmigo donde yo estoy …
—NTV

Leonardo da Vinci conocía la importancia de tener a Jesús en el centro. En su pintura de «La última cena», todas las líneas convergen hacia un punto: el rostro de Jesús. La precisión matemática de esto permite que los expertos identifiquen copias falsas al medir las líneas y determinar si el rostro de Jesús está o no en el centro de la pintura.

Para medir nuestras vidas y saber si vamos por el buen camino podemos hacer lo mismo. Si medimos las líneas de nuestras actividades y motivaciones, y no tienen en el centro a Jesús, estamos perdiendo el rumbo. Pero si todo en nuestras prioridades y experiencias apuntan a Jesús, debemos seguir adelante.

Cuando Jesús terminó el sermón del aposento alto, oró a Su Padre. Sus palabras son promesas para nosotras. Pidió protección para Sus hijos, pidió que fuéramos uno, pidió que estemos para siempre con Él. No estamos solas. Jesús está con nosotras. El Espíritu Santo está con nosotras. El Padre está con nosotras.

El centro de todo es Jesús. Él murió para que estemos con Él. Hoy vivimos confiando que está con nosotras. Nuestro destino final es a Su lado. Cuando Cristo es el centro de la vida, ¡todo adquiere perspectiva! Como en la pintura de Leonardo, todo apunta a Jesús.

¿Está Cristo en el centro de tu vida?

Un devocional de Destellos de esperanza (B&H en Español)

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