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El sana a los quebrantados de corazón,
y venda sus heridas.
S A L M O S 1 47 : 3

Tal vez es un poco extraño hablar sobre un funeral en un libro acerca del gozo y, aun así, aquí estamos. La muerte de Isabel sacudió a la familia. Ella era una luz que iluminaba cada reunión familiar. Esto no quiere decir que sus familiares eran hostiles unos con otros. Siempre había mucho amor entre ellos, pero nadie amaba como Isabel. Ella dejó atrás a 1 esposo, 5 hijos, 17 nietos y 4 bisnietos. Los días festivos eran tiempos especiales en su casa, especialmente por los comentarios sobre un mantel especial.

Isabel no era lo que tú llamarías una costurera. No se la consideraba una maestra con el hilo y la aguja. Pero esto no la detuvo de encarar el proyecto de hacer un mantel que se había convertido en parte de la experiencia familiar. La familia iba creciendo, así como la línea de mesas que mantenían a la familia junta durante las comidas. Con cada nueva familia se añadía una nueva mesa a la fila de mesas, lo cual ayudaba a tener espacio para todos. Siempre hacendosa, Isabel comenzó la creación de un mantel enorme que cubriría los diferentes tipos de mesas y ayudaría a que todo se viera más uniforme.

¡Lo irónico es que el mantel era todo menos uniforme! Al ir creciendo las familias, fue imposible mantener el patrón del mantel de manera adecuada.
Así que, ella permitía que las familias añadieran tramos al mantel como quisieran. Le preguntaba a cada nieto cuando tenía la edad suficiente para contestar: «¿Qué color te gustaría que siguiera?». Con cada respuesta venía un color diferente, lo que añadía cada vez más longitud al mantel y menos ritmo al patrón. Este mantel de colores se había convertido en parte de la experiencia familiar.

Después del funeral de Isabel, pasaron algunas semanas antes de tener la primera comida familiar. Había una silla vacía. Alguien faltaba por primera vez en lugar de añadir a alguien. Para la familia este era un día de luto… no de gozo.

Y, en ese momento, el esposo de Isabel desdobló el mantel para cubrir la serie de mesas y hacer una sola. Algunos comenzaron a llorar, pero antes de que el cuarto se inundara de un tono solemne, su esposo dijo: «Isabel, te amo, pero eras una terrible costurera». A lo largo de la mesa, se pudieron ver algunas sonrisas y escuchar unas risas… y Isabel no hubiera querido algo diferente.
Habrá épocas de pérdida en nuestra vida. Habrá momentos donde la tristeza parezca natural, pero en ese momento escoge el gozo.

ESTOY LUCHANDO, DIOS . PERMÍTEME VER
MÁS ALLÁ DEL DOLOR QUE TENGO Y DAME
LA HABILIDAD DE ENCONTRAR GOZO EN
LOS MOMENTOS MÁS OSCUROS. AMÉN .

Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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