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PASAJE DEVOCIONAL: SALMOS 104:30-35

Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra. (SAL. 104:30)

«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día…». Así comienza la Biblia, con el relato de la creación.

Si nos ponemos a observar lo grandioso del mundo que nos rodea, obra de Sus manos, no nos queda otra cosa más que alabarlo y adorarlo por todo lo que ha creado para el disfrute de todos los seres humanos. ¡Pero qué triste es ver que la humanidad no está cuidando como se debe la creación de Dios! Los científicos nos están alertando de los peligros que enfrentará la humanidad si no se toman las medidas necesarias para retardar un poco el desastre que se espera. ¿Se imagina usted lo que sería de nuestro planeta sin agua, tan indispensable para la vida del ser humano, sin flores que embellezcan los paisajes, sin árboles que den sus frutos para alimentarnos y sin pájaros que alegren nuestros campos y ciudades.

Es hora de que todas pongamos nuestro granito de arena para ayudar a que siga vivo el milagro de la creación. Si todas cooperamos con la parte que nos corresponde, lograremos que nuestro planeta sea un lugar agradable donde puedan vivir todos nuestros seres queridos en el futuro y que puedan disfrutar de todas las bendiciones de las que nosotras hemos podido disfrutar, eso no es más que ser buenas administradoras de lo que Dios ha creado para nosotras.

Padre, gracias por el milagro de la creación. Ayúdanos a conservar esa belleza tan inigualable.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)

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