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[Pasaje devocional: Salmo 91]

Diré yo a Jehová: esperanza mía, y castillo mío; mi Dios en quien confiaré. (Salmo 91:2)

Hay un himno que fue de inspiración para mi madre y cada vez que lo canto se reaviva mi fe. Ella me enseñó que cuando vea las nubes agolparse a mi alrededor, no debo vacilar ni dejar que flaqueen mis pies porque si confío en Dios, cada nube que venga no podrá traer más que pruebas pasajeras.

Eso fue lo que hicieron Abraham, Moisés, Elías, Pablo y toda una larga lista de hombres y mujeres que viven y han vivido esta hermosa realidad de esperanza y confianza.

Le hago notar que el salmista comienza con dos nombres que describen que la persona que confía en el Altísimo y en el Omnipotente, bajo su abrigo y morada podrá descansar. Luego nos dice que el Señor es su esperanza y refugio, y que él confía en ese Dios.

Hay una pregunta en el ambiente: ¿En quién confía usted? Yo puedo decir que mi confianza está, como la del salmista, en Jehová Dios, Creador y Sustentador de este Universo, Padre de Jesucristo, quien nos ha dado vida eterna. Ahora le toca a usted responder… ¿En quién confía?

Señor, mi Dios, cuando veo todo lo que haces y has hecho, quiero decirte que toda mi esperanza y confianza está depositada en ti.

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