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Tú, el que afirma los montes con su poder, ceñido de potencia; el que calma el rugido de los mares, el estruendo de las olas, y el tumulto de los pueblos. —LBLA

SALMOS 65:6, 7

¿Te has preguntado qué pasaría si los montes no existieran? Entre otras catástrofes, no habría ríos porque los ríos se forman con el deshielo de las montañas. Además, el viento se llevaría las nubes porque no habría «paredes» para detenerlas, y no caería lluvia sobre el suelo.

¿Y si no existiera la Luna? No habría mareas ni el «rugido de los mares». Tampoco existirían las leyes sobre el movimiento de la Tierra que son gobernadas por la gravedad de la Luna. El eje terrestre cambiaría continuamente de posición trayendo una confusión en las estaciones y la vida en la Tierra sería imposible.

O también, ¿qué pasaría si algún día dejara de existir la fuerza de gravedad, o si los planetas perdieran sus órbitas? El universo sería un caos. ¿Qué hace Júpiter en el sistema solar? Por ser tan inmenso tiene tanta gravedad que atrae toda la basura cósmica que podría dañar a la Tierra.

Este Salmo nos dice que Dios es quien afirma los montes y aquieta las olas. ¡Son solo dos de las miles de leyes que preservan nuestra vida! Todo está «fríamente calculado» para que podamos continuar sobre el planeta. ¿No se te hace incomprensible que haya gente que niegue que detrás de todo esto, hay Alguien inteligente que controla el universo? ¡Pero tú y yo podemos adorarlo! (YF)

Él ya existía antes de todas las cosas y mantiene unida toda la creación.

PABLO

Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español

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