PASAJE DEVOCIONAL: 1 SAMUEL 16:6-12

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. (1 SAM. 16:7)

Desde muy pequeña mis padres me enseñaron a respetar a las personas sin importar el aspecto físico. Recuerdo con claridad que cuando era niña conocí a un señor de raza negra, al que le faltaban sus piernas. Él recorría la isla y cada año pasaba por mi ciudad pidiendo limosnas para poder realizar sus constantes viajes. Aquel señor del que no recuerdo su nombre tenía las piernas cortadas mucho más arriba de las rodillas y usaba unos zapatos que eran un círculo de piel amarrado a sus piernas con cordones de zapatos. El bastón que usaba para ayudarse a caminar tendría más o menos unos 30 cm (1 pie) de largo. Recuerdo una conversación que tuve con él mientras jugaba con mis muñecas. El señor me preguntó:

—¿Cómo se llaman tus muñecas? —a lo que yo contesté:

—Se llaman Elizabeth y Lissette —y me contestó sin vacilar:

—No, tus muñecas se deben llamar María, Luisa o Juana. ¿Qué es eso de estar poniéndoles nombres extranjeros a las muñecas?
Resulta que el señor se dedicaba a defender las cosas de su país, incluyendo los nombres de las personas, y también en sus constantes viajes hablaba sobre Dios a los que se le acercaban.

El ser humano es muy dado a juzgar por la apariencia de las personas, ya que en el mundo actual se le rinde culto a la belleza y a la perfección. ¡Pero gracias a Dios que Él no mira como mira el hombre, sino que mira el corazón!

Padre, te pedimos que nos enseñes a no mirar el parecer de las personas, sino hacer como Tú, que miras el corazón.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)