Skip to main content

Pasaje devocional: Salmo 119:1-16

En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Salmo 119:11

Una niña de ocho años, muy pobre, perdió a su mamá durante la guerra y tuvo que irse a vivir con su tía. La vecina ayudó a la pequeña a empacar su ropa en una bolsa de lana que su mamá le había confeccionado y la niña sacó una cajita de oro que su madre guardaba en su tocador. Allí intentó guardar sus muñecas preferidas, fotos, una peineta, el collar de perlas y el anillo de bodas de su mamá. Pero no había lugar para todo, así que debía escoger qué meter en la cajita. Dejó sus juguetes y muñecas que tanto le gustaban para darle espacio a los recuerdos más valiosos de la persona más importante en su vida: su mamá.

Querido lector, vea su corazón como esa cajita de oro que poseía la niña. Tome un momento para observar qué cosas guarda allí que están ocupando demasiado espacio y quitando las cosas más valiosas que vienen de Dios.
Si es necesario, haga una limpieza, deshágase de todo lo que tome el lugar de Dios y guarde allí a la persona más importante en su vida, al único que merece su total admiración y adoración, Jesús.

La niña guardaba esos recuerdos para nunca olvidar a su mamá, sus lecciones, su ternura, cuidado y todo lo hermoso que había aprendido de mamá. Usted y yo debemos guardar en nuestro corazón todo lo que hemos
aprendido de nuestro Padre.

Mi Dios, en mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.

Un devocional de Revista Quietud

One Comment

Leave a Reply

Hit enter to search or ESC to close