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Por Cathy Scheraldi de Núñez

“Y destruiré vuestros lugares altos, derribaré vuestros altares de incienso y amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos, pues mi alma os aborrecerá.” Levítico 26:30

Aunque Levítico 26:30 fue escrito para el pueblo de Dios, en ese tiempo, los judíos, nosotros no somos menos idólatras que ellos. La diferencia, sin embargo, está en los ídolos que elegimos. Son de otro tipo, pero no son menos peligrosos ni libres de disciplina. El capítulo 26 de Levítico inicia con las bendiciones de Dios por obedecer, pero comenzando en el versículo 14, Dios advierte lo que ocurrirá en la desobediencia. No estamos viviendo bajo la ley como ellos, sino bajo la gracia, así que esto no es una advertencia específica para nosotros, pero hay principios que podemos aprender porque Dios no cambia (Hebreos 13:8).  

Podemos notar cinco principios:

  1. Dios es un Dios celoso.

  Es nuestro novio y no tolera que la adoración de nuestro corazón sea a falsos ídolos ya que para Él esto es adulterio espiritual.  

2. Dios es todopoderoso

Si nosotros no destruimos nuestros falsos ídolos, Él los destruirá y la razón es muy sencilla…

3. Dios es amor (1 Juan 4:8), Él los destruirá antes que ellos nos destruyan a nosotros. 

4. Dios es paciente, un Dios perdonador, un Dios misericordioso, pero al mismo tiempo, justo. Por nuestro bien, Él nos disciplina. Cuando adoramos ídolos, nuestra relación con Dios no es todo lo que pudiera ser y Él los destruye para que recuperemos nuestra intimidad con Él. 

5. Aunque los ídolos nos dan una seguridad, la misma es falsa, solamente el Dios verdadero tiene la capacidad y la disposición de protegernos. 

Entonces ¿cuáles son nuestros ídolos modernos?  ¿Dinero, inteligencia, educación, seguridad, o éxito? Toda esta pandemia mundial ha evidenciado muchos de ellos. Y están siendo destruidos ante nuestros ojos. Es penoso saber que miles de trabajadores de la salud se infectaron y algunos médicos hasta fallecieron. El sistema médico ha sido tan abrumado que los médicos tuvieron que tomar decisiones como si estuvieran en guerra; seleccionar qué pacientes recibirían tratamiento para salvar la vida y cuales iban a dejar de morir. Y aquellos que fueron dejados morir, quedaron en pasillos sin tratamiento paliativos que pudieran aliviar sus síntomas. Muchos muriendo sin tener seres queridos cerca o sin considerar un funeral. Dolorosamente, ni todo el dinero, ni ninguna póliza de seguro médico, ni la mejor educación, ni la inteligencia de los mejores médicos nos han podido ayudar a salvar todas las vidas. La cita de una residente en un hospital en Nueva York lo resumió así “lo que está ocurriendo aquí es apocalíptico.” En algunos hospitales en NY hay furgones refrigerados estacionados afuera de hospitales para llevar cadáveres, porque son demasiado al mismo tiempo. 

Si hay una profesión que ha perdido el norte, es la ciencia, incluyendo la medicina. La investigación científica comenzó porque se confiaba en que las leyes naturales procedían de un Dios sabio. Pero en la actualidad, ha dado un giro de 180 grados y ahora se esfuerzan en comprobar que todo vino de la nada, sin Dios. Prefieren confiar en su propia inteligencia creyendo que no necesitan un Creador, esta pandemia les ha demostrado su error. Espero que algunos se percaten que sus ídolos han venido cayendo y necesitan humillarse y buscar el rostro del Señor. 

Lo que esta pandemia ha hecho muy evidente es lo que 1 Corintios 1:18-19 nos enseña “Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. Porque está escrito: DESTRUIRE LA SABIDURIA DE LOS SABIOS, Y EL ENTENDIMIENTO DE LOS INTELIGENTES DESECHARÉ”. 

Es tiempo de oración para aquellos que conocemos al Señor. Oremos porque nuestro Señor abra los ojos de muchos a través de la reflexión que el dolor y el sufrimiento causa. Oramos para que muchos inviten a Dios a convertirse en Señor de sus vidas produciendo un avivamiento en medio nuestro.

Como “sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.”

Cathy de Núñez, es parte del ministerio para mujeres “Ezer” de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, Directora Programa Radial Mujer para la gloria de Dios  y co-escritora del libro “Revolución Sexual” junto con su esposo el pastor Miguel Núñez. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

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