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Lo que no puede faltar en tu matrimonio.

Por Wendy Bello

Hace más de 20 años que uní mi vida para siempre a la de mi mejor amigo. Pero no siempre fue así. Déjame explicarme:

No siempre pensé que mi esposo llevaría ese título: Mejor Amigo. Al comienzo de nuestra relación yo pensaba de esta manera: esposo es esposo, amigos son amigos. Por alguna razón en mi mente ambas categorías estaban separadas. Veía los dos roles como algo diferente y excluyentes uno del otro.

Recuerdo que en algunas de nuestras conversaciones yo le decía que aunque nuestra relación era muy importante para mí, yo necesitaba espacio para mis amistades y que ese espacio era muy especial y no se podía invadir.

¡Qué equivocada estaba! Ahora lo recuerdo y me da risa. Le doy gracias a Dios porque mi esposo fue, y es, muy paciente conmigo y no prestó mucha atención a aquellos conceptos erróneos de su joven esposa.

Verás, mi querida lectora, es cierto que cada cosa tiene su lugar y que, como decía mi abuela, el corazón es como un chicle, se estira y hay espacio para todos. Sin embargo, cuando de amistad se trata, nuestro esposo tiene que encabezar la lista. Eso no está a discusión. De hecho, la Biblia nos enseña el valor de la amistad. Dios llamó a Abraham su amigo (Santiago 2:23), Jesús nos llama amigos (Juan 15:15).
¡La amistad fue idea de Dios!

El libro más romántico de la Biblia, Cantares, nos presenta esta idea de manera hermosa en los diferentes diálogos que se produce entren los dos amantes. Te comparto dos ejemplos:

«Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven» (Cantares 2:10).

«Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, Oh doncellas de Jerusalén» (Cantares 5:16).

Un amigo es alguien en quien confiamos totalmente, alguien con quien podemos llorar o reír sin pena alguna. Amigo es aquel a quien contamos nuestras dudas, temores, triunfos y fracasos. Un amigo nos dirá cuando nos equivoquemos, sin deseo de herirnos. De un amigo esperamos lealtad y sinceridad, nos sentimos seguras y con quien podemos ser vulnerables. ¿Estás de acuerdo? Entonces, la persona con quien vamos a compartir la vida tiene que ser todo esto.

Cuando los años pasan y las etapas en el matrimonio van cambiando, la amistad es la cualidad que permanecerá para siempre. Cuando ya las fuerzas falten, cuando quizá el calor físico se esté yendo y la pasión no pueda ser la misma, la amistad entre los dos les hará reír, recordar y mantenerse fuertes. La amistad es inherente al amor.

Quiero exhortarte hoy a que cultives la amistad con tu esposo. Busquen oportunidades diarias, para conversar y para reír. ¿Qué cosas les gusta hacer juntos? Algunos disfrutan un deporte, otros el cine, quizá un juego de mesa, la cocina, etc. Sea lo que sea, busquemos oportunidades para compartir momentos juntos.

Las tantas responsabilidades, los hijos, el trabajo, incluso la iglesia y el servicio a Dios, todos requieren tiempo y atención. Pero en el orden divino, en la escala humana, tenemos que dar prioridad a la relación con nuestro esposo. Eso tampoco es debatible.

Las buenas amistades se dedican tiempo, eso es lo que nos enseña Proverbios 18:24, en su primera parte: «El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo». Los buenos amigos se interesan por la vida del otro. Se llaman por teléfono, se envían notas. ¿Qué tal si hoy sorprendes a tu esposo con una llamada o una nota, aunque sea por correo electrónico? Dedica tiempo a escuchar a tu esposo. Haz preguntas que vayan más allá de «¿cómo te fue en el trabajo?» Los buenos amigos oran unos por otros. Ora por tu esposo. Pregúntale cómo puedes hacerlo, ¿Qué inquieta su corazón? Y comparte tus peticiones con él.

Dios, que diseñó nuestra vida, le da gran valor a la amistad. Aunque tengo muchos buenos amigos, y los quiero con el alma, de este lado de la eternidad el título de mejor amigo, sin lugar a duda, lo tiene y tendrá por siempre mi esposo.

Cuando ustedes se conocieron, antes de ser novios, fueron amigos. Y así debe seguir para siempre. ¿Quieres un buen matrimonio? Cultiva la amistad, cuídala y priorízala.

Wendy Bello es esposa, mamá, y alguien cuya pasión es escribir y hablar sobre el diseño divino de Dios para nuestras vidas.

6 Comments

  • Angelica dice:

    Dios la bendiga , como siempre de bendicion lo que comparte, recordandonos que nuestro esposo es nuestra prioridad y debe ser nuestro mejor amigo. Bendiciones y tambien para su familia Dlb.

  • Juanita Cabrera García dice:

    Qué hermoso amada hermana, me complace saludarla y agradecerla por compartir el tema de la amistad con nuestro esposo. Me lleva a recordar los primeros momentos que vivimos y las emociones que sentíamos cuando compartíamos nuestras experiencias y sobre todo del gran amor y amistad de Dios hacia nosotros. Siga adelante escribiendo sabias palabras para nuestra edificación.

  • Isela dice:

    Muy buena información, nos ayuda en nuestra relación matrimonial, es muy bueno seguir aprendiendo todo sea para edificación

  • Gloria mella dice:

    Muy buena idea, aunque a mi me resulta tan difícil, comunicarme con mi esposo, casi siempre responde con monosílabos y ahí queda nuestra comunicación, con casi 30 años de matrimonio, varios talleres, servicios a otros matrimonioS, etc. Nuestra comunicación sigue siendo muy pobre.
    Bendiciones para usted

  • Rosemary Abarca Cerdas dice:

    Compre el libro “Desiciones que transforman” de Wendy y me remitió a esta página para encontrar vídeos de apoyo, pero no logro identificar como buscarlos, me pueden ayudar porfavor. Gracias

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