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Por Bredka Llanes

Ha llegado esa época del año en donde festejamos el nacimiento de nuestro Rey y Salvador. La navidad está aquí, y como cada año tenemos la oportunidad de tomar esta fecha para meditar en nuestra salvación, admirar a nuestro poderoso y soberano Dios y llenar nuestro corazón de esperanza. No desperdiciemos la ocasión dejando que los regalos, cenas y actividades nos enfoquen en lo temporal para dejar de mirar lo eterno.

Toda la Biblia de principio a fin apunta a Jesús. La Biblia es la revelación de Dios para el hombre y Cristo es el camino a Dios. Por eso todo se trata de Él. La navidad subraya Su santidad y amor inalterable para la humanidad. 

En esta ocasión detengámonos en Malaquías, es uno de esos libros que parece extraño para muchos, algunos lo ubican únicamente porque está antes de Mateo, pero es un libro maravilloso que revela gracia. Malaquías significa “mensajero del Señor.” Es el último de todos los profetas del Antiguo Testamento. Sus palabras fueron las últimas durante 400 años. Malaquías vivió aproximadamente 100 años después del retorno de Babilonia, el templo estaba reconstruido pero las cosas no parecían como lo israelitas esperaban.  Después de Babilonia anhelaban a ese Rey prometido que acabaría con los enemigos, deseaban un país en abundancia y paz. Su mirada aún estaba en esta tierra. Malaquías empieza con las palabras de Dios “Yo los he amado” pero el pueblo responde poniendo en duda este amor. 

“«Yo siempre los he amado», dice el Señor.

Sin embargo, ustedes replican: «¿De veras? ¿Cómo nos has amado?».”
Malaquías 1:2

Como cuando un niño chiquito duda del amor de sus padres porque no lo dejan hacer todo lo que él quiere. El pueblo se había corrompido en su adoración y santidad. Ya no adoraban a dioses ajenos, pero ansiaban las riquezas de otros pueblos, mientras descuidaban su mayor tesoro, Dios mismo. Ofrecían sacrificios impuros, obedecían externamente con corazones apartados, abandonaban a la mujer de su pacto, olvidando el pacto con Dios. Desde arriba hasta abajo todo el pueblo había sido infiel. El exilio no cambió nada en el interior del corazón. Malaquías muestra la realidad de cada corazón humano. Todo hijo de Adán que ha pisado esta tierra clama en su interior por un salvador, una esperanza eterna que no puede venir de él mismo ni de nada que él haga. Solo Dios provee salvación real y permanente.

Y es así como Malaquías también muestra la realidad de la bondad y fidelidad de Dios.

La última palabra del libro es “maldición”, pero 400 años después tenemos al verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros.

El Señor Todopoderoso responde: «Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen». Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o lejía de lavandero.
Malaquías 3:1,2

Este es de quien está escrito:
Yo estoy por enviar a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino.

Mateo 11:10

Cuatro siglos antes de que el plan perfecto se cumpliera Dios lo había detallado. Habló del Salvador y de aquel que prepararía el camino. Jesús nació. El Rey de reyes llegaba a la tierra para poner fin al imperio del pecado y la muerte. El corazón humano sería libre de esclavitud. Habían pasado 4000 años desde aquel día en el Edén. La promesa se cumplió y hoy lo celebramos, y mientras lo hacemos nos mantenemos a la expectativa, sabiendo que nuestro Rey regresará. Malaquías también nos apunta a ese futuro glorioso día.  

Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Malaquías 4:1-3

Dado que todo lo que nos rodea será destruido de esta manera, ¡cómo no llevar una vida santa y vivir en obediencia a Dios,  esperar con ansias el día de Dios y apresurar que este llegue! En aquel día, él prenderá fuego a los cielos, y los elementos se derretirán en las llamas.  Pero nosotros esperamos con entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que él prometió, un mundo lleno de la justicia de Dios.
2 Pedro 3:12-14

Nuestro Salvador volverá con poder y hará nuevas todas las cosas. Con la misma claridad y exactitud que se cumplieron las palabras de Malaquías respecto a la primera venida se cumplirán en cuanto a su segunda venida.

Navidad es un momento para celebrar a nuestro Salvador y también recordar que Él regresará. Nuestros problemas y circunstancias del mundo nos impacientan e inquietan nuestros corazones. Pero esta navidad mientras festejamos que un niño nació en Belén, llenemos el corazón de esperanza y la mente de verdad. Ese Rey regresará, nuestra vida está segura en Él. No seamos como el pueblo de Israel anhelando la paz o las riquezas momentáneas. Adoremos al Rey eterno vivamos para Él. La fe en Su muerte y resurrección nos hace hijos y coherederos. Esa es la realidad de tu vida. 

Si cada parte del plan se cumplió puedes confiar en que tu vida está firme, si tu alma tiene la esperanza de la realidad de la vida eterna, cualquier situación en este mundo caído solo hace que aquel día sea más glorioso. Siempre hay motivos de festejo. Nos ha nacido un salvador y algún día regresará.

Las promesas y profecías se cumplieron, nada es casualidad. Tenemos a Dios soberano y poderoso. Un Dios que estrena misericordias cada día, y algún día disfrutaremos de Su presencia eternamente.

Con el nacimiento de Jesús en Belén también nació nuestra esperanza eterna. Descansa y vive con esta paz, todo es gracia.

Amemos las Escrituras y apreciemos toda la obra de Dios. Al celebrar navidad recordemos la soberanía y orquestación del plan maestro de Dios. Descansa en la realidad de que Él está al control.

Celebra que Jesús nació, murió y algún día regresará. Leer Malaquías nos recuerda esto.

¡Feliz Navidad! ¡Feliz en esperanza de que algún día regresará!

Bredka, es una esposa y mamá ordinaria que vive asombrada por la gracia de Dios. Le apasiona leer, estudiar, meditar y enseñar la Biblia. Radica en la Ciudad de México y junto con su familia son miembros de la Iglesia Semilla de Mostaza, Santa Mónica. Colabora como editora para este blog.

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