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Patricia Namnún

No sé si has tenido la oportunidad de estar cerca de la vida de tu pastor. Por la gracia de Dios yo he tenido el privilegio de estar cerca del mío y esto me ha dado el beneficio de ser instruida por él, pero también me ha servido para darme cuenta de sus muchas responsabilidades y la gran carga que lleva por sus ovejas. Llamadas, consejerías, reuniones, planes ministeriales, visitas, múltiples sermones que preparar, entre muchas otras cosas que con gozo lo veo hacer. Su labor no es fácil, su llamado es alto, pero merece ser hecho hasta el cansancio porque Aquel que hace el llamado es digno y ha dado mucho más.

La iglesia es llamada en las Escrituras el cuerpo de Cristo, un cuerpo que Dios ha diversificado con dones y talentos para la gloria de Su Nombre y el beneficio nuestro: “Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó. Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo“, 1ª Corintios 12:18-20. La labor en la iglesia no puede ser hecha por una sola persona, nos necesitamos unos a otros y nuestros pastores necesitan de la ayuda de esos dones, talentos y llamados que Dios en Su sabiduría pone en medio de Su iglesia.

Una de las áreas que resulta en gran ayuda para aligerar la carga de nuestros pastores y beneficiar el cuerpo de Cristo es el ministerio de mujeres. En mi iglesia el 62.5% de sus miembros son mujeres, o sea la mayor parte de la membresía. Un ministerio de mujeres, llevado de la manera correcta y fundamentado en las verdades de las Escrituras, puede convertirse en las manos a través de las cuales nuestros pastores alcanzan a este gran grupo, sin tener la intención de separar a las mujeres del resto de la congregación.

Ayudando a aligerar la carga

Los ministerios de mujeres pueden ayudar a llevar la carga de nuestros pastores y líderes de distintas formas:

  1. En la enseñanza de la Palabra a través del discipulado

 

 

Un ministerio de mujeres apropiado provee la oportunidad de que las mujeres puedan recibir discipulado y enseñanza de parte de otras mujeres maduras.

En las Escrituras encontramos distintos pasajes que se dirigen a las mujeres de manera específica, llamándonos a vivir de una manera piadosa. Uno de estos es Tito 2, donde las mujeres son exhortadas a enseñar lo que es bueno unas a otras.  Este llamado específico implica que las mujeres necesitarán tiempo de estar juntas y de enseñarse unas a otras y aunque puede darse de manera informal, el ministerio de mujeres provee el contexto en que se pueda alcanzar a todas las mujeres de la congregación.  Aunque como mujeres debemos recibir la enseñanza de la Palabra de parte de nuestros pastores, el ministerio de mujeres provee el entorno donde el llamado de que las mujeres enseñen a otras mujeres pueda ser cumplido.

  1. En la consejería:

Las iglesias son lugares de restauración, llenos de pecadores rotos en necesidad de que sus heridas sean sanadas y en necesidad de sabiduría de Dios para distintas situaciones de la vida.

Imagínate que nuestros pastores tuvieran que dar cada una de las consejerías y servir de guía en sabiduría a cada uno de los miembros de nuestras iglesias, para cada una de las mujeres. ¡Aunque fuera lo único que hicieran no podrían lograrlo! En el Antiguo testamento (Éxodo 18) Jetro, el suegro de Moisés, le deja ver que él no podía encargarse de atender a cada una de las personas del pueblo en necesidad de dirección, porque el trabajo era mucho, y entonces le aconseja que busque la asistencia de hombres piadosos que le ayuden a llevar estas cargas y solo lleguen a él los casos difíciles.

Aunque este pasaje definitivamente no fue dado en el contexto del ministerio de mujeres, es una muestra sabia de la realidad y la necesidad de que nuestros pastores sean ayudados en atender las necesidades de guía y consejería dentro de la congregación y los ministerios de mujeres pueden ser de gran ayuda en aligerar estas cargas. Los discipulados, distintas reuniones y actividades de mujeres promueven la cercanía a otras mujeres piadosas abriendo la puerta para un acercamiento relacional y la oportunidad de buscar en otras, consejería y dirección y así aligerar la carga de nuestros pastores.

  1. Alcanzando necesidades

Una vez más, es imposible que nuestros pastores puedan alcanzar las necesidades de cada miembro. Como mencionamos antes, los ministerios de mujeres promueven la cercanía entre las mujeres y esto provee la oportunidad de ver, conocer y ayudar a las necesidades de otras. Necesidades de oración, de visita, de ayuda financiera o de consolación, cumpliendo con el llamado que las Escrituras hacen a cada creyente: “Contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad”, Romanos 12:13.

Más allá del ministerio de mujeres

Un ministerio de mujeres no debería buscar únicamente el bien de las mujeres, sino de la iglesia completa. Cuando las mujeres son servidas de una manera bíblica en enseñanza, en consejería y en atención a sus necesidades, la iglesia completa es bendecida. Mientras las mujeres se animan unas a otras en Cristo, a través de Su Palabra, se van convirtiendo en mujeres más piadosas, conectadas en oración a otros miembros de la iglesia y de su familia que se encuentran en necesidad espiritual o física.

Aunque todo lo que el ministerio de mujeres puede hacer resulta en beneficio y ayuda para nuestros pastores y la iglesia completa, no debemos perder de vista el bosque por los árboles. El propósito principal debe ser el servir a Cristo a través de servir y amar a esos otros por quienes Cristo pagó precio de sangre. No se trata del ministerio de mujeres, ni de los pastores, se trata de Jesús, de Su obra, Su llamado, se trata de honrarle a Él al servirle. Que nuestros ministerios le honren a Él mientras honran Su Palabra.

Patricia es coordinadora de iniciativas femeninas de Coalición por el Evangelio, desde donde escribe, contacta autoras y adquiere contenidos específicos para la mujer. Sirve en el ministerio matrimonios y de mujeres y es diaconisa en la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana. Patricia es graduada del Instituto Integridad & Sabiduría y tiene un certificado en ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, a través del programa Seminary Wives Institute. Ama enseñar la Palabra a otras mujeres y está felizmente casada con Jairo desde el 2008 y juntos tienen dos hermosos hijos, Ezequiel e Isaac. Puedes encontrarla en Twitter.

One Comment

  • Lizeth merlo dice:

    Que exelente, tiene una gran enseñanza todo lo leido, y es muy cierto todo lo dicho, las mujeres tebemos un gran papel debtro de la iglesia, y se que atravez de la oracion se lograran todos esos objetivos.

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