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Yaditza Irizarry

[PASAJE BÍBLICO: Romanos 8:1-37]

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37

Después de meditar en algunas situaciones difíciles que estábamos viviendo a causa de una mudanza, me encontré con la tentación de temer que mi familia y yo estábamos en una gran desventaja. Primero, no teníamos conexiones familiares ni de amistades que nos ayudaran a agilizar procesos que en lo normal son lentos. Tampoco teníamos un hada madrina que nos echara una mano para encajar en los círculos correctos de iglesia, programas, escuelas y deportes perfectos para nuestros chicos. En fin, parecía que cada fibra de mi ser sentía la carga del gran esfuerzo que esta nueva vida conllevaba. Justo cuando iba a sentir lástima por mí misma me vino este versículo a mi mente: “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.

¿Qué significa bíblicamente no solo ser vencedor, sino “más que vencedor”? Significa que lo que Cristo hizo en la cruz le quita el daño permanente que pudiese causar cualquier circunstancia negativa. A través de la gracia que tenemos en Cristo y la esperanza que tenemos en Él podemos pasar las pruebas y ganar una victoria incomparable de fe y paciencia (Sant. 1:3-4). Esto nos hace no solo vencedores (pasar la prueba pasajera), sino que también ser “más que vencedores” creciendo internamente y permanentemente. Con Cristo tenemos una conquista de fe y paz.

Quizás la siguiente anécdota nos ayude a tener una imagen visual de esta frase bíblica “más que vencedores”. Cuando pequeña siempre prefería echarle porras al equipo que llevaba las de perder (underdog). SIEMPRE. Por alguna razón, la empatía que sentía por el equipo que estaba perdiendo eliminaba cualquier fidelidad que pudiese sentir hacia algún equipo. Por ejemplo, si en la serie final del baloncesto de la NBA mis tres hermanos favorecían a Michael Jordan y a su equipo de los “Bulls” de Chicago, en el momento que los Bulls se iban a la delantera, mi corazón inmediatamente giraba al baloncelista Charles Barkley y a su equipo de los “Suns”. Para mí era inevitable.

El día que sentí la tentación de creer que estaba en el equipo que lleva las de perder, en medio de la mudanza, Dios me acordó de aquella imagen mía cuando pequeña, siempre conmovida por el equipo a perder. Algo en mi corazón se inquietó al pensar que si yo me conmovía con el equipo perdedor aun siendo niña, cuánto más se conmueve Dios de sus hijos cuando estamos en momentos difíciles y creemos estar en las de perder.

Inclusive, ¡hay mejores noticias! Romanos 8:37 nos asegura que NUNCA estamos en el equipo que lleva las de perder. Si confiamos en el Señor podremos ganar muchas victorias en medio del dolor, enfermedad y diversas pruebas. No nosotros con nuestras propias fuerzas y planes, sino que “somos más que vencedores por aquel que nos amó”.

¿Qué nos impide creer hoy que estamos en el equipo de los que “somos más que vencedores”?

Yaditza es esposa del ministro Ariel Irizarry, madre de Johann Esteban (2004) y Josiahs Ariel (2009), ama de casa, educadora y escritora. Apasionada por la aplicación bíblica y la salud. Tiene estudios de la universidad de Penn State y del seminario Southwestern Baptist Theological Seminary.

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