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PASAJE DEVOCIONAL: LUCAS 9:57-62

Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. (LUC. 9:62)

Este es uno de los pasajes del Nuevo Testamento donde Jesús deja claro que seguirle no es algo que se debe tomar a la ligera. El versículo que encabeza el devocional de hoy no nos deja ninguna opción a la hora de saber si estamos listas o no para seguir al Maestro. Si estamos pensando decir: «Déjame que primero haga esto o aquello», todavía no estamos realmente dispuestas. Cuando ponemos la mano en el arado, nuestro Señor espera que miremos solamente hacia adelante, como buenas labradoras. Si miramos hacia atrás, el surco se torcerá por nuestra falta de atención e indecisión.

El reino de Dios requiere obreros aptos y listos para la faena, y eso demanda que nos enfoquemos hacia adelante. Y quizás nos preguntemos ¿por qué es tan importante no mirar hacia atrás? Porque es atrás donde se encuentra todo lo que nos podría atar y frenar en nuestro camino. Atrás está el pasado, las ambiciones personales, las comodidades, todo aquello que fácilmente haría que dudáramos y que priorizáramos otras cosas antes que seguir sirviendo a nuestro Señor.

El deseo de ir en pos del Jesús de estos hombres que menciona el pasaje, probablemente fuera sincero, pero también es casi seguro que estaban más guiados por la emoción que por la convicción. Cuando son nuestras emociones las que deciden seguir a Cristo, a la primera dificultad o exigencia de renuncia, nos llenamos de excusas para no seguir adelante. Cuando es nuestra convicción la que responde al llamado, ponemos las manos en el arado y comenzamos a trabajar en lo que se nos encomienda sin que nada nos pueda detener. Nada que quede atrás nos interesa, todo lo que necesitamos y queremos está adelante.

Padre, ayúdanos a poner nuestra
mirada siempre en ti.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)

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