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No sean tan orgullosos como para no disfrutar de la compañía de la gente común. ¡Y no piensen que lo saben todo! —NTV

ROMANOS 12:16

Una vez me hospedé durante varios días en un pueblo indígena de nuestro Estado, con un pastor y su familia. Estaba revisando un diccionario bilingüe de la lengua y del español. Por alguna razón estaba yo frustrada y molesta. «No se enoje, hermana», me dijo mi anfitrión. Me sentí apenada y hasta cierto punto humillada por mi falta de control propio.

Yo, la mujer que tenía más estudios, que quería «servir a Dios», había quedado mal ante un cristiano más «humilde» en más sentidos que el de la pobreza. Me di cuenta de que mi orgullo se había lastimado y que hasta cierto punto me había sentido superior, sin tener bases reales para hacerlo.

Jesús mismo se vistió de siervo al lavarles los pies a Sus discípulos y les dijo que ellos debían estar dispuestos a humillarse de la misma manera. ¿Alguna vez has hecho una «práctica misionera» en una zona rural o indígena? Es fácil sentirte mejor por tu condición económica o social, pero ¡cuidado!

Descubrirás que muchos cristianos en estos lugares tienen más entrega a Dios que tú, aun cuando en ciertas áreas tengan menos conocimiento. Procura aprovechar este tipo de oportunidades para abrir tus ojos a otras realidades de tu país, pero permite que Dios te enseñe a aprender de otros y servir con verdadero corazón humilde. (MHM)

Compárate con Cristo, no con los demás, y verás lo mucho que te falta.

Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español).

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