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Pasaje devocional: Daniel 6:10-23

Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Daniel 6:10

De nuevo Daniel se encontraba en peligro. Se había promulgado un edicto real diciendo: “Cualquiera que […] demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones” (v. 7b). Pero Daniel, siguiendo su costumbre, entraba a su casa y oraba y alabada al Señor. Fue así como unos hombres de confianza del rey lo vieron y lo denunciaron. El rey, con mucho dolor, tuvo que decidir que echaran a Daniel en el foso de los leones, pero antes dijo: “El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre” (v. 16b). Echaron a Daniel en el foso de los leones, pero Dios envió a su ángel y cerró la boca de aquellas fieras y cuando sacaron a Daniel de aquel lugar, no tenía ninguna lesión en su cuerpo. Sin duda alguna, en ocasiones Dios libra a sus hijos, no importa el peligro en el que estemos. Durante muchos años me ha tocado estar y viajar sola y mis hijas se preocupan por eso, pero siempre les respondo: “No estoy sola, el Señor está conmigo”. Y hoy puedo decir que al igual que sucedió con Daniel, nosotros también podremos salir ilesos de cualquier situación de peligro.

Señor, gracias porque siempre podemos contar con tu protección.

Un devocional de Revista Quietud

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