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Siempre me han gustado los buenos modales, la cortesía ¡y la gente cortés! Creo que es uno de esos valores que se están borrando, lamentablemente. Parte de la cortesía es dar gracias a las personas por abrirnos una puerta, hacernos un favor, entregarnos un regalo, cedernos el paso, etc. Ese es un ángulo de la gratitud, pero en realidad, gratitud es mucho más que un acto de cortesía o de buenos modales.  La gratitud es un tema del corazón.

Hace ya unos años que Dios hizo una revolución de gratitud en mi vida. Déjame contarte. Nunca me resultó difícil practicar el dar gracias como algo social y cortés. Mis padres y abuelos me lo inculcaron desde muy pequeña. Sin embargo, no vivía con un corazón agradecido. ¡Esa es la gran diferencia! El Señor usó un libro para revelarme mi carencia, mi pecado al no vivir agradecida. ¡Y me llevó por todo un recorrido en la Biblia relacionado con el tema! Me hizo «descubrir» qué importante es para Él la gratitud de su pueblo y lo que realmente significa vivir de esa manera. Me cambió para siempre.

¿Sabes? Antes de eso me resultaba muy fácil ver lo que me faltaba, comparar mi vida con la de otras personas y quejarme sin medida. Las tres cosas son una afrenta para Dios. Las tres cosas nos hacen olvidar que en realidad no hemos hecho nada para merecer lo que tenemos. Si lo creemos de otro modo, hemos sido engañadas por el pecado del orgullo y la vanidad.

Cuando nos enfocamos en lo que nos falta, no agradecemos lo que ya tenemos. Y eso da lugar a la queja. Dios detesta la queja, míralo en Números 11:1. Cuando comparamos nuestra vida con la de otra persona perdemos el gozo y damos lugar a que surja la envidia. Desde el principio Dios nos dijo que no codiciáramos lo de otros. 

Así que, estudiando el tema, en Salmos 50:23 encontré un pasaje que abrió mis ojos a la importancia de vivir agradecidas.

«El que ofrece sacrificio de acción de gracias me honra» (LBLA).

«Quien me ofrece su gratitud, me honra» (NVI).

La gratitud de nuestro corazón honra a Dios, ¿por qué? Porque reconoce su bondad, reconoce su misericordia, su gracia, su fidelidad, su amor inagotable. No podemos decir que amamos a Dios y no vivir agradecidas. Ambas cosas van de la mano. ¡Cuánto le agradezco al Señor que me enseñara esta verdad en su propia Palabra!

Entendí que había dejado que la ingratitud se arraigara en mi corazón y perdí de vista que Dios había sido, y es, extremadamente bueno. La lista podía comenzar por el regalo de una salvación inmerecida, el poder respirar, caminar, ver, tener familia, amigos, ¡y tanto más! También aprendí que vivir así alegra el corazón porque no se puede vivir agradecido y a la vez estar constantemente amargado o triste.  

Además, Dios usó 1 Tesalonicenses 5:18 para mostrarme que la gratitud no solo le honra, sino que es un mandato suyo para nuestras vidas:

«Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús» (NTV).

Así que ya no tenía opción, no podía elegir entre ser agradecida o no. Si realmente quiero obedecer al Padre, entonces vivir agradecida es parte de mi obediencia.

Pero, como todas las cosas, esto no ocurre de la noche a la mañana. Primero le pedí perdón al Señor por el pecado de mi ingratitud y por no reconocer su bondad inmerecida. Y, además, le pedí que creara en mí un nuevo corazón, un corazón agradecido, y que me enseñara a cultivarlo. No creas que ya logré la meta, el proceso continúa. 

Fue así como comencé a llevar un «diario de gratitud», a contar bendiciones; no importa cuán grande o pequeño sea, todo es un regalo de Dios (Santiago 1:17).  No es nada complicado, simplemente anotar aquellas cosas por las que podemos dar gracias a Dios, cada día o siempre que puedas, de modo que se convierten en un testimonio de la fidelidad de Dios y aprendemos a reconocer su bondad… ¡a vivir agradecidas!

Mi querida lectora, estamos en noviembre, mes que tradicionalmente dedicamos a este tema. ¿Te ha hablado Dios a través de este mensaje? ¿Estás viviendo agradecida o estás atrapada en el pozo de la ingratitud? ¡Hoy puedes, de la mano del Señor, comenzar a vivir diferente! Y comenzar a honrar a Dios siendo una mujer agradecida. Motivos nos sobran, Cristo es el primero.

Wendy Bello es bloguera y conferencista. Su deseo es enseñar a las mujeres la importancia de estudiar la palabra de Dios. Escribe para multiples plataformas y es autora del estudio bíblico “Decisiones que transforman”. Ha estado casada por 20 años y tiene 2 hijos. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

5 Comments

  • Reina dice:

    Dios!!! Cultiva en mi un corazón agradecido.

  • Katia dice:

    Amén Wendy, Dios ha hecho ese Milagro en mi también, porque aunque motivos no me han sobrado para vivir en gozo, gratitud, y confiada, inconsciente ó conscientemente había elegido por años ver lo que me faltaba trayendo un corazón quejoso que contaminaba a mi derredor, y que era imposible que los demás vieran a Cristo en mi, Aleluyah!
    El diario de gratitud es una herramienta Poderosa y hermosa Para crecer en gratitud cada dia más,doy gracias a Dios por tu vida y su gracia sobre su pueblo 🙏🏼🙌🏼🙌🏼🙌🏼 A Dios la gloria !,,

  • kenya dice:

    cuando empece a leer comense a sentir que Dios me habla he tenido dias no muy buenos. ciento que es parte de mi falta de agradecimiento a mi Dios. Gracias a sido de bendicion para mi vida poder ver las cosas maravillosas que el me a dado. aprender agradserle va ser mi lema .gracias.

  • Andrea dice:

    He leído este artículo en enero 2021 y sin duda Dios ha hablado a mi vida, desde días atrás venía sintiendo que no he sido agradecida con Dios, pero reconozco mi error pidiendo perdón y misericordia a Él y pidiendo un corazón agradecido por todo.

  • Johanna Ortiz dice:

    Gracias Dios por tu amor y tu fidelidad!! Gracias por este poderoso y hermoso mensaje.

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