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Artículo

¿Dónde pongo mis expectativas para este nuevo año?

January 20, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Wendy Bello

Dice la Real Academia de la Lengua Española que expectativa es la esperanza de realizar o conseguir algo. Todos vivimos con expectativas, todos buscamos esperanza. 

Uno de los buenos recuerdos de la cuarentena serán las largas conversaciones, sin apuro, sin presión, con tiempo para escuchar y ser escuchados. Eso se ha repetido muchas veces en nuestra casa. ¡Y cuánto lo apreciamos! Nuestros hijos ya son adolescentes, y eso lo cambia todo. Los temas que ahora podemos platicar, los diferentes ángulos, las preguntas, son muy distintos a cuando eran pequeños. De modo que, aunque la adolescencia tiene sus propios desafíos, también es una hermosa etapa, llena de oportunidades para invertir en la vida de nuestros hijos. 

Una noche, antes de dormir, tuvimos una de esas conversaciones. Supongo que un tanto abrumados por las noticias, la incertidumbre, la poca interacción social en términos normales, nuestros hijos nos compartían su sentir. Nos dijeron cosas como estas: ¿Qué espera a nuestra generación? ¿Y si esto no se acaba nunca? ¿Cómo vamos a vivir de ahora en adelante, siempre con una mascarilla? ¿Y qué será de la escuela en el nuevo curso? ¡Es como si no hubiera esperanza! Ahí estaba la clave, era un problema de esperanza lo que estaba dando vueltas en sus mentes y corazones. Y sobre ese tema giró el diálogo. 

Verás, los seres humanos necesitamos la esperanza. Nuestros corazones fueron hechos para ella y cuando la perdemos, se nos enferma el alma. El asunto es que, cuando no conocemos a Cristo, e incluso a veces luego de conocerlo, nuestra naturaleza caída nos lleva a poner la esperanza en cosas efímeras como las posesiones o los logros personales, en seres humanos que, como nosotros, están limitados en lo que pueden hacer u ofrecer, en sistemas políticos y programas sociales. Poner la esperanza en cualquiera de estos nos llevará siempre por el mismo camino, esperanza fallida. 

Si le preguntamos a un diccionario de español, encontraremos definiciones de esperanza como esta: «Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea». No sé si te percataste, pero algo de esa declaración reafirma lo que veníamos diciendo, nos dice que es un estado de ánimo, y un estado de ánimo es algo voluble, inconstante. De modo que hoy puedo tener esperanza y mañana no. Me imagino que estarás de acuerdo conmigo en que así es como la mayoría de la gente ve la esperanza. Es algo que sienten en un momento cuando el objeto de su esperanza parece posible o real. ¿Algunos ejemplos? Una persona puede decir que tiene esperanza de mejorar económicamente porque le fue muy bien en una entrevista de trabajo. Otra persona quizá diga que tiene esperanza en que el tratamiento médico funcione y recobre la salud. Una joven tiene esperanza de conocer a su futuro esposo en esa cita que se acerca, y así por fin vivirá su propia historia de «felices para siempre». Podríamos seguir añadiendo, pero creo que el punto está claro. No es que haya nada de malo o pecaminoso en el deseo de mejorar económicamente, o de recobrar la salud o casarse. El problema está en que esas cosas nos provocan un estado de ánimo, una esperanza, que tiene fecha de expiración. 

Entonces, ¿qué es la esperanza realmente? Cuando estamos en Cristo, la definición de esperanza luce muy diferente. No está en algo, sino en alguien. Está en Dios, en su carácter. Veamos cómo nos describe la esperanza el Diccionario Bíblico Ilustrado Holman: «… es la confianza en que lo que Dios hizo por nosotros en el pasado garantiza nuestra participación en lo que hará en el futuro». ¿Te das cuenta? No es un estado de ánimo, ni algo que siento circunstancialmente, porque no depende de mí. La esperanza descansa en quién es Dios. Tener esperanza es saber que Dios cumplirá lo que ha prometido y que Su Palabra no cambia. Esperanza es lo que ocurrió hace muchos años una noche estrellada, en un pueblito insignificante llamado Belén, precisamente como cumplimiento de una promesa. El profeta Isaías lo había anunciado varios siglos antes, y Mateo nos lo recuerda al escribir su Evangelio: «Y EN SU NOMBRE LAS NACIONES PONDRÁN SU ESPERANZA» (12:21). Esperanza es Jesús. Él es el cumplimiento de todas las promesas (2 Cor. 1:20) que alimentan nuestra esperanza. Y nuestra esperanza es viva, porque Cristo resucitó. No esperamos en una posibilidad, esperamos en la realidad de la resurrección: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien, según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos» (1 Ped. 1:3). 

En nuestro paso por este mundo enfrentaremos diferentes situaciones que parecerán ladrones de esperanza, y por eso es tan bueno recordar que un corazón nuevo, el corazón que nace a la vida que Cristo nos da, es un corazón que puede tener esperanza más allá de las circunstancias que le rodean. 

Querida lectora, no sabemos qué nos aguarda el 2021. No pongamos expectativas en nada ni nadie más, porque saldremos desilusionadas. La mejor vida no es ahora. La mejor vida será en otro momento y lugar, aquello a lo que llamamos nueva creación, cuando todo volverá a ser perfecto porque el pecado no existirá más. Mientras estemos aquí tendremos que seguir luchando con el dolor, con las decepciones, con la enfermedad, con la tristeza, con la injusticia, con la traición, con la muerte. La mejor vida no es ahora, pero tu corazón y el mío pueden vivir con esperanza, hoy y siempre, gracias a la obra preciosa y única de Cristo en la cruz.

(Parte de este artículo fue tomada del libro Un corazón nuevo, publicado por B&H Español / Lifeway Mujeres, ya en pre-venta.)

Wendy Bello es escritora y conferencista. Su deseo es enseñar a las mujeres la importancia de estudiar la Palabra de Dios. Escribe para múltiples plataformas y es autora de varios libros, entre ellos el estudio bíblico “Decisiones que transforman.” Ha estado casada por más de 20 años y tiene 2 hijos. Puedes seguirla en Facebook, Twitter y en su Blog.

¿Cómo establezco metas centradas en la Palabra?

January 13, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Wendy Ortiz

Hace solo unos días comenzó el anhelado 2021 y como es costumbre para muchas, durante este mes queremos ser mejores que el año anterior. Para eso hacemos listas de resoluciones, que muchas veces se quedan solo en el papel porque por una cosa o por otra no las llevamos a la práctica. “10 cosas que debes hacer en este nuevo año” o “Sé la mujer que quieres ser en el 2021” son algunos de los títulos en las revistas que capturan nuestra atención en la fila del supermercado. Sin embargo, como creyentes sabemos que nuestra lista de resoluciones debe estar centrada en lo que creemos o más bien, en Quien creemos. 

Así que exploremos juntas ¿Cómo establecemos metas centradas en la Palabra de Dios?

En primer lugar, para establecer metas centradas en la Palabra de Dios debemos ser creyentes. Sí, parece un poco absurdo, pero la verdad es que si no somos nacidas de nuevo no podremos hacer resoluciones que estén cimentadas en las Escrituras.

Aquí unas preguntas que pueden ayudar a evaluarte:

  • ¿He reconocido mi pecado, que no soy buena por mis propias fuerzas, que no tengo remedio?
  • ¿Me he arrepentido sinceramente ante Dios por mis pecados? 
  • ¿He reconocido que el único bueno es Jesucristo, que Él entregó su vida en rescate para salvación, que solo Él puede salvar?
  • ¿Reconozco que no hay NADA que yo pueda hacer para ganarme el favor de Dios, solo reconociendo la obra de Cristo a mi favor?  
  • ¿Ya el pecado no tiene el dominio sobre mí? Aunque sigo pecando, ya no me deleito en mi pecado, ahora lo repudio y trato de vivir una vida santa.
  • ¿Anhelo que otros conozcan lo que Jesús hizo en mi vida? ¿Doy testimonio de eso?
  • ¿Mi vida ha dado un giro dramático? ¿Tengo un antes y un después?

Si al leer las preguntas anteriores, te has dado cuenta que NO eres creyente. Corre a Jesús hoy en arrepentimiento por tus pecados y fe en la obra salvadora de Jesús.

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 
1 Juan 1:9

Que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo. 
Romanos 10:9-10

Ya establecimos que debemos ser creyentes para poder preparar nuestra lista de resoluciones de año nuevo centradas en la Palabra.

En segundo lugar, debemos leer y estudiar la Palabra. También parece absurdo pero sí es muy cierto. ¿Cómo vamos a establecer metas centradas en las Escrituras mientras nuestras Biblias permanecen cerradas toda la semana hasta el servicio del domingo?

Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra. 
2 Timoteo 3:16-17 (NTV)

Si no estamos leyendo y estudiando la Biblia nos estamos perdiendo todos sus beneficios. Veamos qué podría suceder a la hora de hacer nuestra lista de metas, si vemos este pasaje a la inversa: 

  • Estaremos sordas y ajenas a la Palabra inspirada por Dios.
  • Caeremos fácilmente en una mentira, porque no estamos siendo enseñadas en lo que es verdad.
  • Tomaremos decisiones incorrectas, porque no estaremos viendo lo que está mal en nuestra vida y no estaremos siendo corregidas cuando estemos en el error.
  • Haremos lo incorrecto.
  • Escogeremos hacer cosas vanas, ya que no estamos siendo capacitadas y preparadas en la Palabra para hacer toda buena obra determinada por Dios.

La Palabra es esencial para nuestra lista de metas.

En tercer lugar y por último, para establecer metas cimentadas en la Palabra de Dios debemos descansar en Su soberanía. Podemos tener planes, hacer una lista de metas personales pero Dios es quien tiene todo bajo control. No hay nada de malo en preparar una lista, sin embargo podemos estar seguras de que los cambios que surjan han sido decretados por Dios. El año pasado nos demostró esto muy claramente.

Todo cuanto el Señor quiere, lo hace, En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos. 
Salmos 135:6

Los propósitos del corazón son del hombre, Pero la respuesta de la lengua es del Señor.
Proverbios 16:1

Si somos creyentes y estudiosas de la Palabra, confiemos de que Dios no tiene plan B. No hay nada que a Él se le escape, no hay nada que le sorprenda, todo, TODO está controlado por Él.

Recordemos que ni aún la muerte de su propio Hijo fue un plan alterno, siempre fue el plan maestro.

Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 
Lucas 24:46-47

Si eres de las mujeres que prepara metas cada año nuevo recuerda que para establecer metas centradas en la Palabra de Dios debes:

  • Haber nacido de nuevo
  • Escudriñar la Palabra
  • Descansar en la soberanía de Dios

Wendy Marín Ortiz es la Coordinadora de Lifeway Mujeres, pecadora redimida, esposa de Oscar, madre de Owen y Marina. Le apasiona conocer el carácter de Dios y encontrar a Cristo a través de toda la Escritura. Su anhelo es que cada mujer tenga esta misma pasión.

Hubiera yo desmayado

January 9, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Liliana Llambés

Salmo 27

Como muchos de los Salmos escritos por el Rey David, este es uno que escribió en tiempos de dificultad y lo han relacionado con los siguientes eventos:

  1. Cuando Saúl le perseguía (1 Samuel 23:6-14) e intentaba matarle (Salmo 19).
  2. Cuando su hijo Absalón se rebeló por querer su reino y el Rey David huía por temor de ser asesinado (2 Samuel 15,19).
  3. En los tiempos de batalla con los filisteos. 

Se cree que en esos tiempos el rey David era de edad avanzada, enfermo, sin fuerzas, pero no había perdido su valentía y confianza en Dios.

Este Salmo está compuesto por una mezcla de cinco fragmentos. Como podemos ver comienza y termina con la confianza en el Señor.

  1. Confianza en el Señor (v.1)
  2. Confianza a pesar de los enemigos (vv. 2-3)
  3. Confianza ante y en la presencia del Señor (vv. 4-6)
  4. Confianza en la oración (vv. 7-12)
  5. Confianza en el Señor  (vv. 13-14)

¿Cómo podemos meditar en este Salmo para nuestras vidas?

1) Confianza en el Señor a pesar de los enemigos; (vv. 1-3)

Jehová es mi luz y mi salvación  
David adoraba a Dios en medio de todas las tribulaciones que experimentaba aquí en la tierra. Él no estaba en oscuridad eterna, DIOS era su luz y salvación. Sin importar la situación, su confianza estaba en el Señor.

Jehová es la fortaleza de mi vida
Hay momentos que nuestra fortaleza decae, generalmente confiamos en nuestra sabiduría, fuerzas, familia, salud, cuerpo, dinero, amigos. Pero David comprendía que su fortaleza más grande era la confianza en el Señor.

¿De quién temeré? ¿De quién he de atemorizarme? 
David usó dos expresiones de instrumento poético para poder señalar este asunto y agrupar estas ideas semejantes.
Jehová era su luz, su salvación, su fortaleza… entonces no había porque tener temor, ni aterrorizarse. Por lo tanto, como hijas del Señor no debemos tener temor sino vivir confiadas a pesar de las circunstancias. Si bien esto es más fácil decirlo que vivirlo, es factible. “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí espera a Jehová” (v. 14).
Para no desmayar, no temer debemos apoyarnos en la fuerza en quien verdaderamente está, en Jesús, así como lo describe en Mateo 10:28-31  “Y no temas a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

2) Confianza ante y en la presencia del Señor (v. 4)
En este versículo podemos observar el deseo de David de habitar en presencia del Señor.  Meditemos y deleitémonos en Su magnificencia y generosidad, para así conocerle más y mejor.

3) Confianza en la oración y pidiendo dirección (vv. 7-13)
David sabía que Jehová le escuchaba, aunque a veces pensara que estaba ausente en medio de vivir tantas situaciones en su vida hasta el punto de estar en peligro. Pero lo único que lo llevaba a vivir confiado era estar en Su presencia en oración. David sabía que el cuidado de Jehová iba más allá que el cuidado de las relaciones humanas. Él creía que sus padres no lo dejarían, pero aun si lo hubieran hecho el Señor no lo haría. “Aunque mi padre y madre me dejarán, con todo Jehová me recogerá” (v.14).

David no quería vivir a su manera, quería vivir en el camino de Jehová y por lo tanto dependía del Señor.
“Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.” Salmo 73:26

4) Confianza en el Señor y aliento para nuestra alma
“Hubiera yo desmayado, sino creyese que ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes” (v. 13).
Desmayar es algo en lo que podemos caer cuando la adversidad nos visita, pero David había conocido la bondad del Señor. En sus palabras nos deja ver el alcance de la bondad de nuestro Dios y en el momento que está viviendo, se la recuerda a sí mismo y como sabemos que lo que escribió fue por inspiración divina, también aplica a nosotros y debemos recordar en todo tiempo la bondad de nuestro grandioso Dios.
La confianza en el Señor trae descanso, David descansa en ella y del mismo modo, nosotros debemos hacerlo también. David aprendió a vivir a los pies del Señor ante la adversidad.

Conclusión:

Que nuestro día a día podamos ser mujeres a los pies del Señor, meditando Su Palabra, viviendo conforme a ella, orando y dependiendo totalmente de ella pues esa será la única forma en que no desmayaremos a pesar de que en esta tierra pasemos tiempos de dolor y sufrimiento.

Que tomemos el ejemplo de María la hermana de Marta quien fue una mujer a la que Jesús elogió y ella nos dejó una actitud para imitar en nuestras vidas.

“Marta, en cambio, se preocupaba con muchos quehaceres y, acercándose, dijo: Señor, ¿ no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.” Lucas 10:40-42

Quisiera terminar con una frase de quien fuera conocido como El príncipe de los predicadores, Charles Spurgeon, para que nos sirva para animarnos a no desmayar. 
“Espera a Su puerta con oración; espera a Sus pies con humildad; espera en Su mesa con servicio espera en Su ventana con expectación.”

No desmayes, no te rindas, confía en el Señor, tu sufrimiento, tu dolor, tu batalla, y hasta persecución son pasajeras. Llegará el día que estaremos del otro lado de la gloria gozando de la presencia de nuestro Señor sin los efectos de una naturaleza pecaminosa.

Liliana Llambés, misionera por más de 15 años con la IMB. Su pasión es llevar el mensaje de salvación donde el Señor la envíe y hacer discípulos a mujeres de todas las edades, con el fundamento bíblico de la Palabra de Dios. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Autora del libro 7 disciplinas espirituales para la mujer. Esposa del pastor-misionero, Carlos Llambés, madre de 3 hijos adultos. Miembro de la Iglesia Highview en Español, Louisville, KY. Puedes seguirla en Facebook: @lilyllambes, Instagram: @lilyllambes, Twitter @lilyllambes.

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