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[PASAJE DEVOCIONAL: RUT 1:12­-17]

Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. (­Rut 1:16)

Hay personas que se mudan con frecuencia y otras que valoran mucho su estabilidad sobre todas las cosas. Y a menudo repiten el refrán: «Mejor malo conocido que bueno por conocer». Pero este pasaje nos presenta mucho más que un cambio de domicilio. Esta mujer está dispuesta a dejar a los dioses que conoce, por el Dios de su suegra. No es fácil esto de las relaciones entre nueras y suegras. Mucho se ha comentado y escrito sobre este tema conflictivo.

Además, la vida de Noemí había sido visitada por las trágicas muertes de su esposo y sus dos hijos. Sin embargo, su fe y su comunión con Dios eran tan ejemplares como para conmover a su nuera y animarla hacia el Dios de Israel. El Dios que había sido un verdadero amparo en su tribulación. Un buen ejemplo es el mejor argumento a favor del Dios bueno y verdadero.

Y, ¿qué de tu vida? ¿Estás animando a otros a decir: «Yo quiero que su Dios, sea mi Dios»? El Dios que es tu vara y tu cayado en el valle de sombra de muerte, es el Dios que tus prójimos necesitan. El Dios que concede una paz que sobrepasa todo entendimiento, es el Dios que se encuentra a tu lado ahora mismo. Reconoce Su presencia. Ábrele tu mente, tu alma y todo tu ser. Haz la diferencia sometiéndote al Dios que te ama, y que desea transformar todas tus relaciones.

Ora y ten un gran encuentro con
Dios ahora mismo.

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