[PASAJE DEVOCIONAL: JOB 1:6-12]

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? (Job 1:8)

Sin duda alguna, Job fue un personaje extraordinario a quién le tocó vivir una vida llena de experiencias duras, pero mostró una extraordinaria fe en Dios. A pesar de todos los ataques feroces del diablo, mantuvo su confianza en Dios, su Redentor. El Señor calificó a Job como «varón perfecto y recto, temeroso de Dios».

El Señor le concedió el título más alto al que pueda aspirar creyente alguno. Estas credenciales muestran qué clase de creyente era Job. Sin embargo, a pesar de la calidad de su fe, él sufrió los embates de los más encarnizados ataques de Satanás que desató sobre él una tremenda tormenta.

Los que conocemos la historia de Job podemos aquilatar la intensidad, la crueldad y la saña de las embestidas satánicas, pero a pesar de todo, Job salió triunfante. Él estaba convencido que tenía un Redentor vivo, capaz de restaurarlo y devolverle la paz y la felicidad. Job interpretó las pruebas como algo pasajero, que terminaría por la acción directa de su Dios.

La vida de todo creyente está llena de pruebas que a lo largo del camino van apareciendo, sobre todo en los momentos que más nos acercamos a Dios. Pero las pruebas son solo eso, pruebas, que una vez que hayan pasado estaremos en victoria. Cada tormenta tiene su etapa de oscuridad y también de claridad.

Después de la tormenta viene el arcoíris y este anuncia que la promesa de Dios sigue vigente, porque Dios no ha cambiado, nuestro Señor es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Job vivió momentos muy duros, pero no cejó en el fiel servicio y la adoración a su Creador. Nuestra meta ha de ser que Dios nos califique como creyentes perfectas, rectas y temerosas de Dios.

Pídele a Dios que te capacite para cuando
tengas que pasar por el fuego de
la prueba.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H Español)