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PASAJE DEVOCIONAL: MARCOS 10:13-15

De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. (MAR. 10:15)

Se cuenta que un rey de Prusia una vez decidió visitar una escuela rural en un campo de su país. En un momento de intercambio con los niños, cuando estos habían dicho que toda cosa pertenece a uno de los tres reinos: mineral, vegetal o animal, les preguntó: «Y yo, ¿a cuál reino pertenezco?». Los niños no hallaban cómo contestar a esta pregunta; pero una graciosa niña resolvió la dificultad, cuando salió al paso contestando: «Tú perteneces al reino de Dios». El rey quedó muy contento con la viveza de la niña y profundamente emocionado por la verdad que ella había expresado.

Cuando Jesús nos dice que tenemos que recibir el reino de Dios como lo recibe un niño, nos está poniendo un gran reto delante de nosotras, mientras más crecemos, más complicadas nos volvemos. Nuestro ego crece y los años y las experiencias vividas van despojando a nuestro corazón de la inocencia y la sencillez de la infancia. ¿Cómo recibir el reino de Dios como niños si nos consideramos adultos que lo saben todo? Esta condición para entrar al reino nos lleva a pensar ¿con qué tipo de actitud nos acercamos a Dios? Como un niño debemos estar confiadas en que el Padre cuida de nosotras y correr a Sus brazos con alegría. Como un niño debemos amar sencillamente y vivir cada día con alegría y sin afanes. Con la pureza de un niño debemos aceptar el mensaje de salvación y entregar nuestra vida a Dios. Con la enorme curiosidad de un niño debemos buscar más y aprender más de la Palabra. Ser como niños no significa ser irresponsables o inmaduras, sino que significa amar a Dios sin prejuicios y sin barreras. Tener un corazón de niño en nuestro andar cristiano debe ser nuestro deseo siempre.

Señor, ayúdanos a ser como niños a la hora de acercarnos a ti.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español).

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