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Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. —NTV

MATEO 5:14

¿Alguna vez se te ha ido la luz de la casa y te encontraste de un momento a otro completamente en tinieblas? Sientes un poco de pánico, buscas cerillos y velas o una linterna… y solo entonces te tranquilizas. Por otro lado, si has andado en el campo sin poder alumbrar tu camino, posiblemente te hayas tropezado o arañado. Se agigantan los sonidos que escuchas e imaginas monstruos o por lo menos bestias peligrosas a tu alrededor. Sin luz puedes sentirte perdida o angustiada, sin rumbo y sin esperanza.

Jesús, la misma luz del mundo, también nos llamó portadoras de esa luz. Para las personas que no lo conocen a Él, somos las que reflejan su imagen. En Juan 1 vemos que la luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla. Cristo vino a un mundo en tinieblas para disipar esa oscuridad. De la misma manera, nos llama a ser estrellitas que representan Su verdad en esta tierra llena de mentiras, temores y peligros.

Suena hermoso, pero ¿cómo lograrlo? Primero, tienes que estar enchufada a diario con la principal fuente de luz verdadera, con Cristo. Empápate de Su Palabra; escoge un versículo para guiarte en ese día. Luego permite que Él te enseñe a lo largo del día qué palabras o acciones tuyas pueden ser usadas para dar luz a las personas que cruzan tu camino. (MHM)

Mi pequeñita luz la dejaré brillar.

HARRY DIXON LOES

Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español).

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