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Odette Armaza de Carranza

Cuando hablamos del liderazgo que debe formar este ministerio puede que nos sintamos intimidadas de ser quien esté a cargo, o por encontrar la persona que vaya a asumir esta responsabilidad, pero debemos entender en primer lugar que no nos referimos a una única persona como la encargada del mismo, sino a un grupo de hermanas que puedan funcionar juntas para servir a las diferentes necesidades que requieren las mujeres de su congregación, aunque es sabio que una de ellas sea identificada como la cabeza que dé las directrices.  

Aún en el caso que la iglesia sea pequeña, se debe tratar de formar un equipo. Esto no solo permite que compartamos las cargas y responsabilidades, sino también facilita tener personas con diferentes dones y habilidades  viviendo distintas etapas en la vida, características que son necesarias para hacer esta obra porque esa misma variedad la encontramos dentro de la congregación, y aunque este grupo de líderes pueda tener cierta movilidad debido a las circunstancias particulares que cada una pueda estar viviendo, o debido al crecimiento del ministerio, debemos cuidar de mantener los requisitos que la Palabra de Dios nos exige, porque Su estándar no puede ser negociable.

Algunas de las características que debemos buscar entre las líderes y que nos ayudarán a identificar las cualidades de un  carácter cristiano por encima de las habilidades que veamos en las personas, son las siguientes:

Servicio

“Sino servíos por amor unos a otros” (Ga.5:13)

Debemos empezar diciendo que todo líder dentro de la iglesia es un siervo de Dios y como tal su propósito principal es honrarle a Él a través del servicio a Su pueblo tal como lo vemos ejemplificado en la vida del Señor Jesús cuando lavó los pies de Sus discípulos (Juan 13:5), y en el caso específico que estamos tratando, que es el ministerio de mujeres, nos referimos a un grupo de hermanas que tienen una disposición de servir  a las mujeres de su congregación, que están atentas a sus necesidades espirituales y emocionales, que entienden la diversidad de mujeres que son parte de la congregación, cada una con una historia personal, con trasfondos socio-económicos y etapas de la vida diferentes; por tanto el reto es que este ministerio pueda llegar a incluir todas estas necesidades.

El servicio implica una actitud de humildad no solo por la necesidad de reconocer en todo momento que es por la gracia de Dios que usted está en ese lugar, sino también por lo que Filipenses 2:3 nos dice: “Nada hagáis por rivalidad o por vanidad, antes bien con humildad, estimando a los demás como superiores a él mismo”.

Al ser parte de este equipo, cada hermana debe tener una disposición de mantener la unidad evitando en todo momento ser un agente de división, esto implica entre otras cosas saber escuchar otras opiniones, valorar lo que otra hermana diga, aunque luzca diferente a mi opinión; aceptar y reconocer cuando se le señale alguna falta o tener la libertad para expresar una debilidad o una necesidad particular. Es una disposición a velar por el bien común, más que por intereses personales.

Integridad

Sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” 1ª Pedro 3:15b

Lo siguiente que debemos recordar es que es un llamado que demanda una vida íntegra tanto delante de Dios como de los hermanos. Cuando hablamos de una vida íntegra no nos referimos a una vida perfecta, porque 1ª Juan 1:9 dice qué hacer cuando pecamos: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”.

La integridad viene de la palabra entero, que significa “unidad”, por lo tanto, nos referimos a una vida en la que hay congruencia entre la fe que se profesa y lo que se refleja con las acciones. Es una creyente que busca vivir haciendo lo que es correcto de acuerdo a lo que la Biblia dice, tiene el  deseo sincero por obedecer los mandatos del Señor en los diferentes aspectos de su vida; ejerciendo una buena mayordomía en el uso de sus recursos, de su tiempo, con su familia, en el trabajo, en la iglesia, en cómo maneja sus luchas y sus debilidades, es vivir lo más genuinamente apegada a la Palabra de Dios, por tanto la hipocresía debe ser totalmente rechazada porque es contraria a este principio bíblico y daña tanto el grupo como el ministerio.

Madurez

Si bien como creyentes todos seguimos creciendo y siendo conformados a la imagen de Cristo, como Pablo lo dijo en Filipenses 3:12-14 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto (maduro), sino que prosigo…a la meta”, entendemos que quienes sirven en un ministerio de mujeres deben reflejar una madurez espiritual en las siguientes áreas:

  • En su forma de pensar. Romanos 12:2 nos dice “No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Y 1ª Corintios 14:20 nos exhorta a ser “maduros en cuanto al modo de pensar”. Esto se logra siendo diligentes en el estudio de lo que Dios ha dicho en Su Palabra.  Dentro del ministerio deberemos lidiar con mujeres que vienen con ideas seculares contrarias a la cosmovisión cristiana, ideas que han abrazado y que ahora deben ser cambiadas a la luz de la verdad de Dios.
  • En su forma de hablar, como líder no debe ser impulsiva para responder, Santiago 1:19 nos dice “Por tanto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” y debe mostrar sabiduría en su hablar. Proverbios 15:2 nos dice “la lengua de los sabios adorna la sabiduría, pero la boca de los necios dice sandeces”.

  • En su forma de vestir.  1ª Timoteo 2:9 nos enseña “que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia” y aunque esta es una instrucción para toda mujer creyente, debe ser muy evidente dentro del liderazgo femenino.

Odette es creyente desde hace 35 años y sirve como diaconisa en la Iglesia Bautista Internacional, donde forma parte del comité coordinador del ministerio de mujeres Ezer en el área de organización de grupos pequeños de estudio y oración. Es madre de tres hijos: Nahir, Michelle y David.

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