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Pasaje devocional: Hechos 10:30-48

Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas. Hechos 10:34

Era mediodía, el sol quemaba fuertemente, el calor era intenso y yo sentía que la humedad me ahogaba. Estaba en aquella bella ciudad a la que Dios me llevó en un viaje misionero. Me detuve a observar la multitud de personas que iban y venían caminando de una manera ajetreada. Vi de todo: mendigos, vendedores, policías, niños dormidos en el asfalto mientras sus madres trabajaban, oficinistas, jóvenes con su mirada perdida… mi corazón lloró, se llenó de compasión y comprendí todavía más cuán grande es la tarea de presentar la promesa de salvación y el amor de Dios. Aquel que fue crucificado por usted y por mí también murió por ellos… por aquellos que están esperando que usted les hable de la esperanza de una vida eterna, de un cielo incorruptible, de un lugar donde ya no habrá llanto, ni enfermedad, ni dolor, pero sobretodo esperan que usted les hable del amor del Padre en su transitar por la tierra, de Aquel que nos abriga bajo sus alas. ¡Levántese hermano/a! Hay una gran tarea que Dios nos dio. Y Él no hace acepción de personas… no lo haga usted.

Ore para que hoy el Señor le dé la oportunidad de llevar la promesa de salvación a alguien.

Un devocional deRevista Quietud

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