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Pasaje devocional: 1 Juan 3:13-24

Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

1 Juan 3:18

El verdadero amor es un hecho y el mayor hecho de amor es entregarse por los demás. A eso estamos llamados los creyentes en Jesucristo como el Hijo de Dios.

En este pasaje bíblico hay algunos puntos fuertes y directos, entre otros: El que no tiene amor se pasea entre cadáveres. El corazón odioso se entrena para el asesinato. Si usted es o se siente culpable, no puede acercarse a Dios con confianza. El amor de Dios no mora en el corazón de los tacaños y egoístas. ¿Sintió en su conciencia que alguno de estos puntos oscuros lo tocaba? Entonces se cumplió mi objetivo, pero permítame exponer el otro lado de la moneda, mucho más luminoso, por cierto. En su exposición a todos los creyentes el apóstol utiliza sabiamente el uso de los contrastes.

Veamos algunas características de los creyentes verdaderos: Aprenden a amar de veras porque imitan a Jesús. Su corazón descansa al saber que Dios está por encima de cualquier acusación engañosa de su conciencia. Se acercan al trono de la gracia, sabiendo que en su corazón habita el Espíritu de Dios. Cuando se sienten culpables, se acuerdan que Dios conoce sus corazones tanto como su conducta y que no hay nada oculto para Dios. Su fe en Cristo, su amor por los otros creyentes y su vida recta y honrada les garantiza una relación íntima con Jesucristo. Por último, la conducta de los creyentes fieles y verdaderos, la cual el mundo que los odia puede ver, les confirma que en su corazón reside el Espíritu de Dios.

Ore, confiando en el amor y la gracia de Jesucristo.

Un devocional de Revista Quietud

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