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Pasaje devocional: Lucas 1:67-80

Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo. Lucas 1:68

El ángel Gabriel dejó mudo a Zacarías por no creer el anuncio que le dio cuando se le apareció mientras ejercía el sacerdocio delante de Dios. Elisabet tuvo a su bebé, pero la gente no entendía por qué su nombre sería Juan, ya que no había otro Juan en la familia. Le preguntaron a Zacarías en el momento en que él acababa de escribir ese mismo nombre en una tablilla. Entonces Zacarías recuperó la voz y el Espíritu de Dios lo ungió para que profetizara lo que vería en la vida de su único hijo, Juan el Bautista, como lo conocemos nosotros. De este Juan dijo Jesús que no había otro profeta nacido de mujer, ni lo habría jamás, como él (ver Mateo 11:11).

Zacarías profetizó que ese niño sería llamado «profeta del Altísimo» y que él iría «delante de la presencia del Señor para preparar Sus caminos». Dijo que daría «conocimiento de salvación a Su pueblo para perdón de sus pecados». Todos se maravillaban y a la vez se llenaban de temor ante aquellas declaraciones tan importantes.

Juan creció bajo el cuidado de sus padres y de su Padre, fortaleciéndose en espíritu hasta el día en que se manifestó a Israel.

Señor, ayúdame y guíame para que pueda llevar a cabo los planes que Tú tienes para mi vida.

Un devocional de Revista Quietud-Invierno

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